lunes, 30 de julio de 2012

ESE GABACHO QUE FUE CAMPEÓN


Campeón. (Foto: Especial)



ESE GABACHO QUE FUE CAMPEÓN

Krudemmon

Siendo bicampeón de la NCAA en la división I representando a Pennsylvania la hora de la graduación escolar y amateur había llegado, la celebración fue algo diferente, mientras algunos festejan con cerveza y resaca, él optó por competir y ganar el campeonato mundial de lucha en 1995, Atlanta, Georgia lo esperaba, la edición vigésimo sexta de los juegos olímpicos en la era moderna llegó a la tierra de la Coca Cola, justo 100 años después de que Pierre de Coubertin los reviviera.

Fueron 20 categorías las que se disputaban medallas en lucha grecorromana, disciplina que tiene prohibido el uso de golpes o atacar las piernas del rival, así como el emplear las propias en las acciones de combate. Para ganar un enfrentamiento en Grecorromana (que antes era conocida como “lucha francesa” o “lucha a manos planas”) es necesario proyectar al rival hacia el suelo y lograr que sus hombros toquen el tapiz de competencia o por superioridad técnica, el luchador gana 1, 3, 5 y 6 puntos dependiendo las técnicas empleadas, disputando 3 periodos.



Luchadores de 48 y hasta 130 kilos disputaban un lugar en la historia, la butarga y los zapatos estaban listos, el round 1 del límite a 100 kilos era ya una realidad, en el Georgia World Congreso Center se respiraba adrenalina pura, 18 luchadores pretendían escuchar su himno patrio. Dolgorsürengiin Sumiyaabazar, luchador Mongol sería la primer caseta librada, con una puntuación de 4-0 a favor. En los octavos de final el cubano Wilfredo Morales caería 0-2 y en unos atípicos cuartos de final que tuvieron 3 de 4 abandonos.

Sagid Murtazaliev (Ucrania) viviría en carne propia el poderío de la lucha de Pensylvania. En la semifinal el Kirgüistaní, Konstantin Aleksandrov sólo pudo marcar un punto a cambio de los 4 que recibió. La medalla dorada estaba en la línea, Estados Unidos vs Irán, Abbas Jadidi quería sacudirse la derrota sufrida en 1993 contra el estadounidense Melvin Douglas, y ahora tenía la oportunidad de oro, literal.

La final, el público, el traje, la situación en sí misma era muy Estadounidense, 27 años y al representatividad de Pittsburg a cuestas, una vuelta casi completa a las tres tarimas para que después, de un salto se declarase listo para el iraní. Bigotón, de pelo en pecho, y de semblante confiado, un Jadidi que saludaba al público mientras el grito de ¡USA, ¡USA! Hacia retumbar todo el estado de Georgia, no era “Casta de campeón” o una película de Van Damme, Estados Unidos contra el extranjero, así nadamás.

El réferi pitaba, medio oriente y norteamérica se trenzaban, los segundos corrían y el traje rojo de Pittsburg fintaba, mientras las piernas de Jadidi impedían un derribe, ¡USA!, ¡USA!, y de repente un rapidísimo candado al cuello del Iraní que no surtía efecto, pero cual si fuere una víbora, las barras y las estrellas atacaron el brazo de Abbas, el público se emocionaba, el referí invitaba a los luchadores a mantenerse en el marco de la legalidad, quizá nunca entendió lo que verdaderamente se jugaba ese día.

Se reanudaba el combate, con una posición muy poco agraciada para el iraní, cosas de la lucha, los segundos pasaban y el preciado punto no había comprado su boleto todavía, Jadidi sujetaba el cuello del gringo, pero nada aún, todo era bloqueado por los dos gladiadores, el ¡USA!, ¡USA!, había cambiado por un sonoro abucheo, las barras y las estrellas se aventuran una vez más al brazo, Jadidi no lo permitió y ahora Irán tomaba una posición que a George Bush Jr le hubiera creado cólicos. El iraní daba vueltas y complicaba la medalla de oro para los E.U, ¡Punto para Jadidi!

El norteamericano se enfureció y una brillante movida despertó a su público, el réferi lo hacía oficial ¡Punto y empate!, sin embargo la tensa calma había llegado y el ¡USA!, ¡USA! también, ningún luchador daba tregua, la dorada aún no encontraba cuello. El de Pittsburg buscaba un lazo, pero la defensa del iraní fue más efectiva. Al correr de los segundos las baterías anti derribes del americano eliminaron sendas ofensivas de Abbas Jadidi.

El ataque era más intenso y la gente sabía que estaba a una proyección de celebrar por la de oro o aplaudir la de plata. La lucha terminaba siendo una cátedra de cómo mover las piernas para evitar un derribe, Estados Unidos soportaba tirabuzones y anexas. Clásico como el olimpismo, los luchadores quedaron trenzados. El equipo del iraní le pedía aguantar, el fuelle del americano lo hacía sólo, el tiempo se había terminado, la decisión dependía de los jueces y Jadidi levantó la mano prematuramente ganándose la (de por sí) enemistad del respetable.

La polémica se desataría cuando el réferí (número 57) levantó la mano del hombre con la butarga roja, el público estallo en júbilo y el iraní no lo podía creer, el sonido local lo hacía oficial, el ganador de la medalla de oro en los juegos olímpicos de Atlanta 96, lucha Freestyle categoría 100 kilos, Kurt Angle. La emoción se convirtió en llanto, Angle se entregó al tapiz y a todos los estadounidenses. Abbas Jadidi seguía alegando un robo, pero hacer eso en Atlanta era como gritarle groserías a la pared.

El resultado era irreversible, medalla de oro para Kurt Angle, años después la historia de la lucha libre lo transformaría en campeón WWF (WWE), y TNA, Rey del Ring, campeón IWGP, enfrentaría a gente como Undertaker, Sting y Edge que lo raparía en el 2002. Kurt cine, Kurt televisión, Atlanta 1996 fue apenas el inicio del guión fílmico “Kurt Angle” ese gabacho que fue campeón olímpico.

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