Necro Butcher |
Por: Krudemmon
@krudemmon
"Ya estuvo suave de llavecitas y aplausitos, ahora si van a saber lo que es romperse la madre”
Y después de ello la lucha libre cambió su rumbo, quien esto escribe no era ni siquiera un piropo a mediados/finales de los años cincuenta, pero un trabajo poco recatado de imaginación me llevó a deducir exactamente qué fue lo que pensó El Cavernario Galindo el día que se decidió a destrozar a sus rivales.
Don Rodolfo, “el Cavernas” se olvidó de los cubiertos y las servilletas al gladiar; el horrorizar al contrario era la auténtica victoria. Mordidas, patadas, rasguños, la gente pagaba por ver un pleito callejero, el Cavernas por mucho puede ser considerado el primer hardcore.
Para esa misma época, Telesistema mexicano (Televisa) le dio la espalda a la lucha libre, a la misma lucha libre que apoyó durante varios años, de la noche a la mañana la chaviza quería someter a sus hermanos y compañeritos con cavernarias, de a caballo, shadinas y piquetes de ojos.
Había, claro, los que mejor fauleaban para llevarse a casa el triunfo y un buen castigo. La lucha dejó de transmitirse en TV y los luchadores entendieron que tenían mayor libertad para desarrollar ese lado de violencia máxima que por naturaleza el ser humano conoce.
Los años pasaban y la sangre pintaba las plazas de toros y las arenas “chicas”, en los Estados Unidos la “Midwest Wrestling” dio cabida a Ed Farhat, nacido en Michigan en 1926, luchando en los tiempos de Lou Thesz, Bruno Sammartino y Jhonny Valentine había mucho por hacer, de esta forma, Farhat desarrolla al personaje de “The Sheik”, para diferenciarse de “The Iron Sheik”.
Farhat es pionero de las luchas hardcore, la sed de sangre y violencia de The Sheik inyectó vida a su sobrino y gran alumno Sabú, Raven y Rob Van Dam también son graduados de los ataques marca de The Sheik.
La lucha sangrienta creció rápidamente en popularidad entre los fans que estaban dispuestos a conocer verdaderamente el límite de la resistencia humana. Don Pedro Aguayo Damián, el legendario “Perro”, es un luchador que gracias a su rabia y entrega al luchar redimensionó lo que el Cavernas ya había hecho.
El Perro Aguayo era verdaderamente odiado, tanto que en una ocasión el popular cronista, Alfonso Morales, tuvo que hacerle un “paro” para que pudiera salir de una pieza de la arena de lucha, la gente quería hacer suadero con Aguayo de la misma forma en que él lo hacía con sus rivales.
En México, la etapa del toreo de Cuatro Caminos fue una inyección de adrenalina en todos los sentidos. La gente conoció a los Misioneros de la Muerte con un Negro Navarro al que aún el día de hoy se le acusa de retirar al mismísimo Santo, después de tremenda felpa, entre Aguayo y Navarro, Sangre Chicana nunca permitió quedarse atrás, el escándalo lo perseguía a donde se presentara; el Mocho Cota cuya imagen era de por si hardcore, completaba la jugada.
Los glóbulos rojos perdidos entre las batallas de Villanos contra Brazos pueden ser equivalentes a una megamuerte, la unidad militar para indicar que esto va en serio, tan sanguinarios eran estos choques que se cuenta que difícilmente se veían niños en las arenas, ya que los adultos sabían el grado de intimidación que estaban por presenciar, de forma deportiva, estos duelos de tercias eran un auténtico terrorismo a los ojos de los fanáticos.
La lucha hardcore, esa que tiene lámparas, sillas, púas, tablas con fuego, tachuelas, botes de basura, bates con alambre de púas, jaulas electrificadas, rines con picos, piernas rotas y calcetines que hablan ¿qué?, sí.
Hablar de lucha hardcore sin mencionar a Mr Socko del incomparable Mick Foley y sus trescientas mil personalidades sería como un taco sin tortilla. Foley se enfrentó a la sangre misma, máximum violencia contra Abdullah de Butcher (otro sanguinario cuya enfermedad es tema muy delicado para los luchadores) o los clásicos ante Terry Funk.
Foley es al hardcore como el ojo es a ver, el ya citado Terry Funk escribió páginas gloriosas en este estilo aunque no siempre se dedicó a rasgarse la crisma de esa forma, siguiendo en la temática de los Estados Unidos, finales de los ochenta y principios de los noventa, fueron básicos entre el Grunge y las patadas la legendaria Extreme Championship Wrestling (ECW) de Paul Heyman, que destrozó todos los estereotipos de hacer lucha hardcore.
Desde el "Mass Transit incident", hasta el ícono de lo violento: The Sandman, todos ellos llevaron a la ECW a niveles de de idolatría extremos.
Clásico resulta ya el ver esa lucha de ECW donde los gladiadores se vendaron los puños y con pegamento fijaron vidrios rotos en sus nudillos (parodiado magistralmente en Loca Academia de Pilotos 2).
La ECW era la catedral donde los dioses Tommy Dreamer, Funk, Sabu, Los Dudley Boyz y un larguísimo etcétera se rajaron hasta el apellido. los noventa también llevaron al lado oscuro al Caballlero 2000 para convertirlo en la Bestia: Damián 666.
Tras viajar a Japón, Damián conocería a Atushi Onita, Mr Pogo y muchos más para disputar carnicerías con bombas, rings en llamas, una locura.
Damián regresaría a México con una nueva visión y de la misma forma que un sayayin; el de Tijuana había desarrollado una resistencia sobrehumana, después de Damián, Halloween llevó el hardcore aún hasta nuestros días. L.A Park, X-Fly, Violento Jack, Aeroboy, Ludark Shaitan, Joe Líder, Súper Mega y los Porros son referentes actuales de lucha hardcore.
Necro Butcher, Sick “Nick” Mondo, Hayabusa y su escalofriante lesión, Súper Crazy y un larguísimo etcétera, son líderes en este festín de vidrios y sangre.
Desde el Toreo, la ECW, Combat zone Wrestling, los japoneses locos, la primera XLaw, DTU, Perros del Mal, NGX y ahora Xreme Mexican Wrestling, son organizaciones que se dedicaron y dedican su vida a sortear a la muerte porque hoy más que nunca, con el hardcore, la lucha se vuelve tan libre, como para decidir exactamente en qué momento tu corazón dejará de latir…
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