jueves, 30 de octubre de 2014

SANTO CONTRA EL ESPANTO, DUELO ÈPICO ANTE EL INFRAMUNDO


Por: Arturo Lira
Fotos: Especial

Hace ya 51 años se realizó una de las batallas más épicas en el pancracio nacional. Santo " El Enmascarado de Plata" arriesgaba la máscara una vez más ante un rival muy complicado como era Espanto I, una lucha sangrienta.

Aquella batalla por el orgullo y la identidad  en la Arena México, sorprendió a propios y extraños con las habilidades del peligroso rival del Santo. Desde meses atrás, Santo mantenía una exitosa y violenta campaña de rudo al hacer un trio con Espanto I y II, pero el plateado cambió al bando técnico finalizando la sociedad pero dando pie al pique con su otrora compañero.




La lucha inicio con grandes muestras de llaveo por ambos enmascarados, pero dada la rivalidad dejaron atrás las llaves para realizar castigos y golpes, creando un encuentro aguerrido. El Santo dominó la primera caída con azotes a su rival contra los esquineros para después recibirlo con topes, sin embargo El Espanto aprovechó la desconcentración del originario de Tulancingo, Hidalgo para aplicarle una rana y así adjudicarse la primera caída.

Para el segundo asalto se impuso la clase y fortaleza del ídolo de multitudes con palancas a los brazos y con castigo a las extremidades inferiores, rindió a su oponente para emparejar la contienda. La segunda caída le sirvió al Santo para aflojar la resistencia del fúnebre personaje.

La afición estaba eufórica y expectante esperando el comienzo de la tercera y definitiva caída. El sonido del silbato anunciaba el comienzo, entonces, Santo y Espanto se enfrascaron en un concierto de llaves, golpes, castigos y lances, la lucha no parecía tener fin.


Finalemente, en un destello de grandeza  Espanto sorprendió al de plata y al público presente, al aplicar “la de a caballo”, sin embrago, Santo aguantó y rompió el castigo.  Con lo poco que le quedaba de energía, Santo  reaccionó de igual manera con la llave creación de Gori Guerrero, El Espanto sufría, por lo que ya no aguanto más el escarmiento y se rindió sin condiciones. 


La Arena México enardecía, el hombre vencido se despojó de la máscara negra con vivos en blanco que develaría el misterio de José Vázquez Cisneros, mientras que en hombros el de plata salía victorioso del cuadrilátero, una noche repleta de emociones y gloriosa para el Santo logrando su pase a la inmortalidad.

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