sábado, 2 de octubre de 2010

MÉXICO, CIUDAD DEL ROCK

MÉXICO , CIUDAD DEL ROCK




Kiss presenta el espectáculo más estruendoso del mundo

Por: Krudemmon

La noche del 1 de Octubre del 2010 fué más larga que las 2235 anteriores, después de 6 años la legendaria banda de rock estadounidense: Kiss, regresó a una de sus sucursales en la tierra, La Ciudad de México, propiamente dicho, el Palacio de los deportes y miles de fanáticos de todas las edades fueron testigos del espectáculo más estruendoso del mundo, 2 horas de rock, sangre, fuego y cientos de kilos de pirotecnia y explosiones, que envidiaría cualquier película de guerra de Spielberg fueron sólo algunas de las experiencias que ahora quedaron ya grabadas en piedra, en la memoria de la música y los shows en vivo.



Después de poner a punto la garganta con un par de refrescos agrios para adultos, el objetivo Kiss en México se ponía en marcha, la tarde termino su turno temprano para dar paso al ambiente que más disfrutan las criaturas de la noche, la transformación personal en un Gene Simmons clase “B”, comenzaba desde metro Chabacano para culminar en Velódromo, señoras, curiosos y pistacheros observaban fascinados como alguién era capaz de pintarse “como un loco”, sin embargo la aprobación de la imagen final era evidente, con lo cual, la chamarra de piel de vaca-porcina sintética, las botas mata cucarachas y ensucia pisos, el pantalon negro/oscuro y la playera de calaca, se fundián con el maquillaje y el chongo de tres pisos.


Kiss, siempre en el alma, estaba ahora ya en el cuerpo, la caminata final rememoraba al de Dorita en el Mago de Oz, luces, los hombres de hoja de lata (con el six-pack en la mano), playeras, máscaras de Paul y Gene que por un momento se podría pensar que eran ellos mismos, llaveros, el “le sobran o le faltan” de los revendedores que nunca sabrás si se refieren a tus pantalones o a boletos del evento, Aces Freheley´s gordos, Peter Crisses pelones, Paul Stanleys con estrellas que parecen más rombos que cuadrados y señoritas Simmons de muy buen ver, caray deberían de maquillarse así para ir al trabajo o a la escuela.

Los de la entrada ahora si estaban de buenas, la revisada no encendío mis hormonas y se mostraron accesibles y cooperadores, buscando la entrada “E7” en la W o Z 32 vayan ustedes a saber, tornó la ubicación en un mini maratón convertido en pentatlón coronado con la subida a la tapa del mounstruo de cobre, unos minutos de espera, la ubicación de tus compañeros de rock y las luces se apagaron, el grito fué tal que por un momento se pensó qué Godzilla compró boleto en primera fila. Una pregunta que desde 1975 tiene como respuesta ¡Sí!, fué inmediatamente lanzada al pópulo y esta fué: “¿Quierén lo mejor?, pués aquí tienen lo mejor, la banda más caliente del mundo, con ustedes, ¡Kiss!”

El estruendo fué brutal, el palacio de los deportes parecía que despegaba de Cabo Cañaveral a la Luna, nada más cercano a la realidad, un video con los 4 integrantes de una de las bandas más conocidas en el mundo apareció en las pantallas, en él, el gato, el hombre espacial, el rompecorazones y el demonio caminaban con rumbo una vez más a la inmortalidad, llegando al escenario alrededor de las 9:30 pm y con el ánimo por las nubes los acordes de “Modern Day Delilah” perteneciente al último disco de estudio “Sonic Boom”, inundaron los recovecos auditivos de todos los fans, después de la presentación de alarido, Kiss interpretaba “Cold Gin”, después todos pedimos una sola cosa y fué cuando “Let me Go, Rock ´n´roll” lo cumplió.

En este punto el recinto estaba literalmente en llamas “Firehouse” con todo y sirena de bomberos, chamuscó cualquier indicio anti-rockero que pudiera estar presente, Paul solicitó a todos nuestra aprobación y es por ello que “Say yeah” fue interpretada con maestría, el lazo banda-música-show-público estaba ya cincelado en mármol, la experiencia valía por si sola el doble, y un clásico perteneciente al primer disco de Kiss: “Deuce” fué lanzado al universo del recital mágico, los cohetones seguían tronando, las llamaradas multicolores desafiaban el termómetro interno de todos, la noche era una locura, “Crazy Crazy Nights” atrapaba la atención y admiración de miles de almas eufóricas.

Las caras pintadas de niños, niñas, chicos, grandes, invitados y colados dibujaban un lienzo bicolor de características únicas, la fanáticada explotaba en aplausos y gritos de júbilo, el cariño por la banda resultaba enfermizo y fué necesario marcar el número del Dr. amor “Calling Dr Love” recetó fuertes dosis de rock & roll administradas vía auditiva y visual. Kiss estaba en plan suyo, en plan grande, Stanley saludaba una y otra vez a México, el baterista Eric Singer impecable, preciso y siempre ruidoso, Ace Freheley único en sus ejecuciones y regalando plumillas al por mayor, Gene Simmons demoníaco y siempre dispuesto a cortar cabezas.

Al interior, las luces y la fastuosa producción se fusionaron en un incréible “yeah”, cuando los dos guitarristas y el bajero, se movían de un lado a otro, sobre su propio eje, siempre coordinados y con toda la actitud que el show demandaba, Paul evocó por instantes a la vieja Cuba y entonó parte de una canción muy popular por esos lares “Guantanamera”, poniendo a prueba su español, que si no era fantástico si muy entendible, las almas y las cabezas con distintintas cantidades de cabello seguían moviéndose “Shook Me” significó un preludio fabuloso para el magistral sólo de Ace, quién regresaba a su casa en las estrellas, al ser elevado en una plataforma espacial.

Eric Singer no se quiso quedar atrás y en su brilante batería blanca, comenzó un sólo lleno de ritmo y sentimiento, Singer fue convertido en un gato volador ya que el público quedaba fascinado al ver cómo todo el set de tambores con Eric tocándolos, se despegaba del suelo, en un momento icónico, guitarrista y baterista tocaban sus instrumentos varios metros por encima de lo real, lugar al que accedieron inmediatamente al ingresar a Kiss. El concierto era salvaje, y el instinto más antaño fué despertado “I´m Animal” rugía en todos los alrededores, hard rock nocturno.

Fueron 6 años desde la última visita de la banda a México, y parecía que habían pasado más de 100 000 años, Kiss tomó la máquina del tiempo y regresó de nueva cuentaa su primer disco “100,000 years” hizo su aparición fuertemente respaldada, en un brevísimo intermedio, las luce fueron apagadas, el demonio fué liberado de sus amarres y cumplío su promesa maldita, Gene Simmons con un solo de bajo rudo y agresivo, era poseído por sí mismo, el público explotó en asombro y encanto, cuando el otrora Chaim Witz escupía sangre fresca y se cubría con ella, la catarsis llegó cuando éste vampiro del rock extendió sus alas infernales y voló a un entarimado superior.

Los “cueteros” de Tultepec por esta ocasión fueron superados a cabalidad, el escenario era una fiesta épica, y con los ánimos de ligue por las nubes, la pistola del amor accionada “Love gun” disparó recuerdos y locura a los presentes, al termino de ésta rola, Paul Stanley comienza a tocar uno de los riffs más emblemáticos del Heavy Metal y de la música, “Whola Lotta Love” de Led Zeppelin fué brevemente covereada por el rompecorazones y aplaudida por los miles de fanáticos que no podían creer lo que estaban escuchando


Stanley terminó de tocar y comenzó a aplaudir, en obvio reconocimiento al Zeppelin y sin dar tiempo para la recuperación, un diamante negro fué extraído de los corazones rockeros, “Black Diamond” formaba parte de esta historia. Los seguidores carapintadas kisseros convirtieron al palacio de cobre en una sucursal del frenetismo, México se convirtió en la capital del rock y “Detroit Rock City” atacó con poder y magnificiencia, retumbando en todos los altavoces instalados para este festín musical. Por momentos se creía que el fin estaba cerca, y tras un momento de pausa muy breve.

Regresan en un encore espectacular, con Eric Singer al frente, llamando al público a que lo acompañara, todos los fans nos vimos imposibilitados de regresar a casa, ya que estábamos cantando y acompañando a los chicos en su gira, “Beth” llegó y se instalo en un suspiro, tan hondo como el universo mismo. El palacio de los deportes interpretó el papel de una mini ciudad en penumbra, que prontamente fué iluminada tenuemente por cientos de encendedores que plasmaron un ambiente de nostalgia extrema, el haz de luz que apenas bañaba a Singer fué el complemento perfecto para una pieza, sencilllamente inolvidable.

El maquillaje que era portado con orgullo, sucumbió ante “Lick it up” y “Shout it Loud”, dejándo el terreno listo para una canción infaltable en el repertorio Kissero, el rock fué hecho para amar a Kiss, y Kiss para sus fans “I was made for lovin you”, fué coreada por miles de gargantas extasiadas por el increíble show, Paul Stanley atravesó el lugar transportado por un arnés, la imagen evocó inmediatamente a la de un ave libre, que sin prejuicios ni medida de tiempo llegaba a su destino, apoyada por un destino ya marcado, los fans no cesaban de ver a Paul y otros tantos a la banda que terminaba esta rola de manera impecable.

Creyendo en fuerzas inexplicables e innecesarias a definir, Kiss y el público agradecieron éste momento, el instante que tenemos rock para todos, la creación original de Argent, fué interpretada por Kiss en su versión “God Gave Rock 'n' Roll to You II “, la comunión era palpable en cada nota tocada por la banda y cuando parecía que la noche había terminado, la armada de Kiss se hermanó en una petición que va más allá de la vida misma, la sentencia dicta, “Queremos rock and roll toda la noche y fiesta todos los días”.


“Rock & roll all nite” culminaba esta fiesta, daba el único cerrojazo posible para una celebración de luces, cohetones, lanzallamas, y altísimas dosis de rock, Kiss terminaba una presentación fantástica, declarando que “ama a México”, el sentimiento es correspondido al 300%, la función terminaba, pero no así la experiencia, la cual quedará ahí por generaciones enteras. Destacando que ésta experiencia no hubiera sido posible sin el apoyo básico de la señorita Dark Duchess, comandanta del éjercito de Kiss.

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